1º de Pedro 3:7 "Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo".
¿Y cómo aplicó la sabiduría de Dios en mi matrimonio? Tú cuando lavas una copa lo haces despacio y con cuidado de no romperla ni que se te resbale de las manos, es algo tan fino y delicado que con un golpe se puede partir en dos; cuida a tu esposa y muestrale cariño, no le grites y golpees con tus palabras, mucho menos con tus puños, no creas que con solo llevar el alimento a tu hogar estás llenando su corazón de amor.
No permitas que después de la boda se termine el noviazgo, para tener una buena relación con Dios depende de cómo trates a los demás también, ya lo dijo Jesús, antes de ir al templo a orar primero ve reconciliate con tu adversario y luego sube a orar, antes de ponerte de rodillas ve y pídele perdón a tu pareja y si no lo haces tu oración no llega ni al cielo raso. Acuérdate de los votos que hiciste frente al altar, amar y respetar a tu pareja y sobre todo no se te olvide el pacto que hiciste con Dios en ese momento.
¡Lo que Dios unió no lo separe el hombre!
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