2º de Timoteo 1:6 "Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos".
Dentro de ti hay un fuego que arde llamado Espíritu Santo el cual te hace sentir sensaciones de calor cuando oras, te hace sentir un celo vivo por la palabra de Dios, te hace llorar como un niño cuando te humillas ante él.
Procura que la llama esté ardiendo para que produzca calor, no sólo a ti si no también los que te rodean, aviva el don que Dios te dio y ponlo al servicio de la obra, a ti no te dieron un talento para que lo escondieras, no lo apagues entristeciendo tu espíritu.
Actívate pues el poder de Dios está sobre ti, no seas pasivo, así como el espíritu de Dios se movía sobre las aguas deja que él se mueva sobre ti.
Entre más leña le eches al fuego más crecerá la llama, si tu relación con Dios es rica en oración y obediencia nada podrá apagar tu fuego.
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