viernes, 19 de mayo de 2017

EL ALMA DEL PEREZOSO DESEA Y NADA ALCANZA |



Eclesiastés 10:18 "Por la pereza se cae la techumbre, y por la flojedad de las manos se llueve la casa".

Cuanta verdad hay en este pasaje, y es  que la pereza es un sentimiento que en muchas ocasiones está en nuestra vida, se convierte en un hábito decir que pereza, que incluso inconscientemente sale de nuestros labios. ¿Has tenido alguna vez una gotera en casa y por pereza la vas dejando ahí?  Sucederá que se mojara el cielo raso, se formará una mancha en la zona, la casa empezará a oler a humedad, y si hay tanta flojedad en las manos como para no arreglarlo terminará pudriéndose el cielo raso.

Así es la pereza, y traerá sus consecuencias,  ahora llévalo en el ámbito espiritual cuando ya no sientes deseos de luchar, cuando te es más cómodo quedarte en casa viendo la tv antes de ir a la iglesia, y empiezas a conformarte con lo que una vez lograste e hiciste, lo que has logrado queda en el pasado, por un momento te dio satisfacción pero hay nuevas cosas por hacer, hay que avanzar y seguir luchando. Porque el Señor tiene para tu vida grandes propósitos y la vida concluye cuando llegue nuestra hora así también nuestros propósitos.

La pereza es del diablo dicen los abuelos. Y pienso que así es, un sentimiento que nos mantenga estancados y nos impida avanzar no puede venir de algo bueno. Te invito a retar la pereza, cuanto menos ganas tengas de luchar por tus metas, espirituales,  profesionales y personales añade coraje y valentía para continuar.

Y recuerda, el alma del perezoso desea, y nada alcanza; Mas el alma de los diligentes será prosperada.

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